
Colección: Depresión
LOS PRODUCTOS SÓLO SE ENTREGAN EN LOS PAÍSES DE LA UNIÓN EUROPEA.
Tenga en cuenta que las recomendaciones que figuran a continuación no sustituyen al tratamiento médico y no garantizan la curación, pero pueden mejorar la salud.
Los complementos alimenticios no sustituyen a una dieta variada y equilibrada ni a un estilo de vida saludable.
es sin duda un importante problema de salud pública, y esta afirmación está respaldada por organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero también por las autoridades sanitarias nacionales de muchos países, entre ellos Rumanía.
La OMS calcula que más de 280 millones de personas sufren depresión en todo el mundo.
En Rumanía, los datos oficiales indican una prevalencia estimada del 10-12% en la población adulta, pero la cifra real puede ser mayor, debido al infradiagnóstico.
Entre los jóvenes, la prevalencia está aumentando de forma alarmante: el 36% de los jóvenes de 13 a 28 años presentan síntomas compatibles con la depresión.
La depresión es la segunda causa de discapacidad en adultos en todo el mundo (después de la lumbalgia).
El tratamiento de la depresión es multidimensional, es decir, farmacológico, psicológico, naturista.
Aquí presento un protocolo naturopático, que puede utilizarse junto con las otras dimensiones del tratamiento. Este tratamiento se basa en la constatación de que la depresión puede estar asociada tanto con el desequilibrio del microbioma intestinal (disbiosis) como con la deficiencia de vitamina D, y estos vínculos están respaldados por un número creciente de estudios científicos.
¿Cómo influye el microbioma en la depresión?
- A través del eje intestino-cerebro: el intestino se comunica con el cerebro a través del nervio vago y de moléculas señalizadoras (como citoquinas, serotonina, dopamina).
- Las bacterias intestinales producen neurotransmisores: hasta el 90% de la serotonina del organismo se produce en el intestino.
- Inflamación: la disbiosis puede provocar una inflamación crónica de bajo grado, que está correlacionada con la depresión.
- Permeabilidad intestinal: las bacterias patógenas pueden dañar la mucosa intestinal, permitiendo el paso de toxinas a la sangre, lo que desencadena una cascada inflamatoria que afecta al cerebro.
La vitamina D es algo más que un nutriente: es una hormona neuroactiva que influye en el cerebro a través de varios mecanismos.
Cómo se relaciona con la depresión:
- Los receptores cerebrales de la vitamina D se encuentran en regiones implicadas en la regulación del estado de ánimo.
- Influye en la síntesis de serotonina a partir del triptófano.
- Tiene efectos antiinflamatorios: la vitamina D reduce la inflamación sistémica, que suele aumentar en la depresión.
- Inmunidad y neuroprotección: protege las neuronas contra el estrés oxidativo y regula la respuesta inmunitaria.
Basándonos en esto, he aquí un protocolo natural para la depresión:
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Administración de vitamina D3 + vitamina K2 + bisglicinato de magnesio: 2 cápsulas al día, si la vitamina D en sangre es inferior a 50 ng/ml.
Medir la vitamina D en sangre regularmente (cada 6-8 meses) y si alcanza 100 ng/ml, parar. Cuando descienda por debajo de 60 ng/ml, reanudar. - Zeolita: 6 cápsulas al día. En algunas personas puede causar estreñimiento transitorio en los primeros días, por lo que es mejor beber 2 litros de agua al día. Dado que la zeolita desintoxica el organismo, durante los primeros días pueden producirse mareos, dolores de cabeza y síntomas digestivos debido a la eliminación de una gran cantidad de toxinas. Por ello, es mejor empezar con 2-3 cápsulas al día e ir aumentando gradualmente la dosis en 1-2 cápsulas al día hasta alcanzar la dosis normal. La zeolita reduce los metales pesados (que pueden afectar al equilibrio neurológico), disminuye la permeabilidad intestinal ("intestino permeable") y regula indirectamente el microbioma, todos ellos implicados en la depresión.
- Probiótico, 1 cápsula al día, para regular la flora intestinal.
- Hericium, 2-4 cápsulas al día: Efectos beneficiosos en estados de ansiedad y desequilibrio emocional.
- Evitar los alimentos ultraprocesados y el azúcar y moderar el consumo de productos harinosos, patatas, arroz, porque favorecen la inflamación sistémica, desequilibran el microbioma y crean desequilibrios glucémicos, que provocan fluctuaciones emocionales.
- Evite el aceite de girasol, soja, colza y maíz. Este punto es muy importante y a menudo se pasa por alto. Estos aceites son ricos en omega 6, con un efecto proinflamatorio que puede agravar los trastornos del estado de ánimo y los desequilibrios hormonales. Pueden sustituirse por aceite de oliva virgen extra, aceite de aguacate, aceite de coco, grasas animales de calidad (ghee, mantequilla de vacas alimentadas con pasto).
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